Innovar en la tercera edad

Las personas de la 3E pueden a partir de su experticia y experiencia,

generar una innovación, patentarla y proponer entonces a otras

personas negocios protegidos por un privilegio de  propiedad industrial

y generar alianzas con el empuje y el entusiasmo de las nuevas

generaciones.

Se puede trabajar con los hijos o los nietos o los sobrinos generando

nuevos vínculos, o contratar a un estudiante universitario, o generar

sociedades, alianzas y/o estrategias.

EL mundo vuelve a estar y nosotros en él, activos, creadores,

innovadores, a la vanguardia.

Existe en Chile desde el año 1981  la  

«Corporación de Inventores e InnovaciónTecnológica»,

que es una corporaciòn de derecho privado con personería jurídica

otorgada por el Ministerio de Justicia por Decreto 1492 del 13 de

Noviembre de 1981.

En esta Corporación  se reúnen  alrededor de 100 socios que en su

gran mayoría son profesionales y/o personas de gran experticia en

un área o tema, generalmente en el que trabajaron gran parte de su vida.

Una característica muy especial de los socios es que alrededor del 85%,

tiene más de 50 años.

Analizada y discutida esta particular característica se puede concluir  que

en términos generales para inventar algo, esto es, dar una 

novedosa solución a un problema de la técnica, es indispensable conocer

mucho de esa técnica, haber trabajado mucho con ella, dominarla en la

profundidad que proviene de muchos años de haber trabajado en esa área,

pero manteniendo la audacia del pensamiento.

Se tiende a pensar que la creatividad está fundamentalmente en la juventud,

pero esa no es nuestra experiencia.

Los jóvenes son unos diseñadores extraordinarios, crean una magnífica

diversidad y tienen un gran manejo de la forma, pero un invento es otra cosa.

Parece ser que en el punto de encuentro entre este profundo

conocimiento técnico, la experiencia acumulada y la audacia en el pensar,

es donde surgen las ideas innovadoras.

Un inventor mantiene su libertad de pensar, que no se ve  limitada ni

por el conocimiento ni por las experiencias previas, sino por el contrario

estos constituyen el insumo básico de sus nuevas propuestas.

Desde esta perspectiva, una sociedad que entregue estas oportunidades

al grupo de adultos y adultos mayores que presentan estas características

se enriquece en ideas, propuestas e innovaciones.

También hemos comprobado que las personas con capacidad inventiva,

por lo general encuentran dificultades para operacionalizar sus ideas en

proyectos concretos. Algunas de ellas se acercan a la Corporación de Inventores,

buscando apoyo para una idea nueva, solicitan ayuda para ordenarla,

para darle forma, para aterrizarla y para financiarla.

Lamentablemente muchas de estas personas llaman una vez y raramente

lo hacen de nuevo.

Investigamos el tema rastreando llamadas y realizando además una

encuesta entre personas que han tenido, tienen o piensan en alguna

idea de innovación.

El primer problema que enfrenta el potencial inventor es su duda frente

al valor social y económico de la nueva idea.

Se pregunta si será o nó interesante y si su respuesta es negativa

o dudosa con frecuencia es abandonada.

El patentar un invento es abandonado por múltiples razones:

  • porque no hay a quien preguntarle si la idea es buena
  • porque no hay a quien preguntarle si ya se inventó
  • porque no hay a quien preguntarle como se protege y menos como se patenta
  • porque no hay a quien preguntarle cómo se hace
  • porque no hay a quien preguntarle qué hacer
  • porque todos los productos en mercado están acabados y son, o se ven perfectos
  • porque pareciera que todo está ya inventado
  • porque cómo va a tener un ciudadano una idea novedosa
  • porque los especialistas son paradigmáticos y rechazan las innovaciones
  • porque está solo en el mundo
  • porque el proceso de patentamiento es complejo e inacabable
  • porque el proceso de patentamiento es caro
  • etc, etc.

Todo indica que el más alto porcentaje de las ideas innovadoras mueren

inmediatamente después de nacer. Son dejadas de lado por las más

diversas razones, limitando definitivamente el universo de innovaciones posibles.

Y las ideas que nacen, que son las que forman la plataforma inicial a

partir de la cual se conforma todo el resto de la cadena, abortan y

entonces toda la secuencia de muertes que sigue a partir de un

anteproyecto, parte desde una reducida base inicial de “ideas nuevas”,

reduciendo las posibilidades de ser un país tecnológico,

de imitar ejemplos como Finlandia, de ser lo que nos gustaría ser.

Sabemos que una gran parte de las ideas que han llegado a

  • “Anteproyecto”      mueren en su camino a proyecto,
  • los “Proyectos” mueren en gran cantidad por el camino a

transformarse en “Producto”

  • luego muchos productos no llegan jamás a mercado,

también pocos de esos productos

  • tienen    “éxito de mercado”.

En nuestra experiencia la mejor forma de apoyar a un innovador es refiriéndolo

a un par.

Esto es contactándolo con otro inventor, de su misma área de interés u

otra relacionada para que le trasmita su experiencia y lo guíe en los

pasos siguientes.

Nos ha dado buen resultado y ha permitido un buen intercambio de ideas

y experiencias.

Para evitar cualquier suspicacia, la primera recomendación al novel

inventor es presentar una solicitud de patente, bien o mal hecha no importa,

puesto que se corrige durante los exámenes preliminares, pero protege

desde su inicio la idea matríz y genera una confianza entre los interlocutores.

Desde el punto de vista público y privado hay apoyo desde una etapa

de “anteproyecto”, entendiendo por tal una idea ya elaborada y con un

buen grado de definición e interés de su creador.

Un anteproyecto es protegido, defendido y cobijado por su creador,

que le busca formas de concreción tanto en términos económicos

como técnicos.

Una de las ideas expuestas anteriormente, nos da la clave:

 Inventar, esto es, dar una novedosa solución a un problema

de la técnica, requiere conocer mucho de esa técnica, haber

trabajado mucho con ella, dominarla en profundidad, tener  una

gran experiencia, pero sin haber perdido la audacia del pensamiento.

Tiene una larga experiencia en un tema determinado quien ha

trabajado mucho en él y aquí hay un gran espacio para la tercera edad.

El país esta lleno de una gran cantidad de profesionales activos o jubilados,

técnicos, expertos y personas innovadoras, que dominan determinadas

áreas de la técnica, cuentan con algunos recursos y desearían volver

a la actividad profesional, pero ya no tienen espacio.

Se requiere entonces un camino, un método, una plataforma que proporcione

las herramientas de conocimiento y de los mecanismos de tramitación para dar

viabilidad a que nazcan ideas y se transformen en  innovaciones, que no solo

contribuirán al acervo tecnológico del país, sino que además y esto es lo más

importante darán sentido a la vida de personas que hoy solo esperan.

Se requiere una idea innovadora y voluntad, fuerte voluntad para que las ideas

se transformen en realidades y las realidades en negocios.

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