Esta carta es un aporte de JAOD, miembro de nuestro sitio web CyberAbuelos.cl.
MIS TIEMPOS
Con frecuencia decimos “en nuestros tiempos” refiriéndonos a tiempos que
pasaron y fuimos felices, y se nos olvida que nuestros tiempos son estos tiempos,
son hoy, el 2014.
En el año o la década del 60 mi tiempo eran los del 60 y estoy seguro que en
el 2020 mis tiempos serán el 2020.
Estas simple apreciación nos lleva a tener una actividad o mejor dicho, una percepción
mental absolutamente diferente, si vivo el hoy pensando que hoy es mi tiempo,
es muy distinto que si lo hacemos mirando al pasado.
Si mi tiempo era ayer, entonces vivo el recuerdo y mi entorno no lo conozco, no lo veo,
no me importa y tampoco me toca.
Luego lo que hoy sucede, no es mi problema, vivo encapsulado. Distinta es la actitud
si pienso que mi tiempo es hoy porque entonces debo vivir el día, hacer las cosas
de hoy, trabajar, saber de las noticias y ser parte activa y pasiva del mundo.
Activa porque participo, porque de alguna manera lo que digo, pienso o escribo de
alguna manera influirá, poco o mucho, en lo que está sucediendo. Mi tiempo es hoy
y eso me hace un hombre activo, un ingeniero que trabaja, y que dice y
escribe lo que piensa, y probablemente con poca modestia de mi parte,
también creo que ustedes leen esto que estoy escribiendo con algún grado de atención.
Este tiempo de hoy es un tiempo difícil, todos los síntomas parecieran hablar de una
tercera guerra mundial, y no me refiero solo a la franja de Gaza, sino más bien
al problema entre Estados Unidos y Rusia que se enfrentan en Ucrania, o al conflicto
encubierto entre Estados Unidos y China que se enfrentan en el Irán y
eventualmente en Irak, estamos hablando de las grandes potencias. Y si estos conflictos
armados no estuvieran enmarcados en la crisis terrible que tienen los Estados Unidos
en términos económicos y sociales, no serían para preocuparse, pero desde una
perspectiva económica la deuda externa supera absolutamente todo y el valor del dólar
es totalmente artificial para decirlo en corto.
Sumemos el terrible desempleo, los homeless y los desencantados. Estados Unidos
es un país en quiebra y la guerra es una manera simple de echar a andar las máquinas
de producción y dar pleno empleo, porque todo lo que se fabrica se rompe casi de
inmediato y hay que fabricarlo de nuevo, además al final el que pierde paga la cuenta,
ya sea con materias primas, personas,infraestructura y principalmente recursos
naturales y concesiones.
Así ha sido y lo más probable es que así siga siendo.
La crisis social al interior de Estados Unidos también es un tema tener en cuenta.
El ciego mecanismo de aumentar la rentabilidad, o como se dice en términos
económicos: maximizar las utilidades, ha llevado la producción interna de
ese país a otros países, donde la mano de obra es más barata, generando
una cesantía real y encubierta que se agrava con la concentración del ingreso,
puesto que son pocos los que mandan a fabricar cosas afuera y muchos los
que quedan sin trabajo.
Un chiste cruel que circula por internet cuenta de un día cualquiera de un
estadounidense clásico: es despertado por el sonido de su despertador hecho
en Bali, se levanta y se pone su bata hecha en Hong Kong, calienta el
café producido en Brasil, lo acompaña con un yogur que proviene de vacas
europeas, se viste con ropa hecha en China y zapatos italianos,
sale de su casa y sube a su auto hecho en Corea, se estaciona en una
plaza y abre el diario en la sección de empleos, la revisa a fondo y se
pregunta por qué no encuentra trabajo.
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